La capilla de huesos
Kutná Hora es una ciudad en la Reública Checa, que llegó a competir con Praga en poderío económico, cultural y político hasta el siglo XVI debido a las minas de plata que hay en sus cercanías.
Luego las guerras, las epidemias, un incendio y una inundación hicieron que perdiese toda su importancia. Sin embargo, la ciudad es famosa por una peculiaridad que encierra una pequeña capilla católica ubicada bajo la Iglesia del Cementerio de Todos los Santos, a tres kilómetros de distancia.
La capilla es en realidad un osario que contiene aproximadamente 40.000 esqueletos humanos; pero no están guardados, sino que forman la decoración y el mobiliario de la capilla.
Parece que el abad del monasterio fue enviado por el rey a Jerusalén, y a su regreso trajo tierra sagrada del Gólgota, que roció en el cementerio. A raíz de eso, toda la población de Europa Central quería ser enterrada allí. La peste negra y las guerras husitas provocaron que el cementerio creciera de manera exorbitante, ocupando más de tres hectáreas y albergando más de treinta mil cadáveres.
En 1870 contratan a František Rint, un tallador local, para que pusiese los montones de huesos en orden y se pudiese realizar otra reforma, con un macabro resultado.
Aunque sufre de defectos de construcción, es visitada por más de 150.000 personas al año. Como dato, el número de personas allí enterradas es muy superior al de los habitantes del pueblo.
Las agencias de viajes recomiendan la visita a Kostnice (Osario) -como se lo conoce ahora-, aunque debe ser un paseo espeluznante. Juzguen ustedes.
Luego las guerras, las epidemias, un incendio y una inundación hicieron que perdiese toda su importancia. Sin embargo, la ciudad es famosa por una peculiaridad que encierra una pequeña capilla católica ubicada bajo la Iglesia del Cementerio de Todos los Santos, a tres kilómetros de distancia.
La capilla es en realidad un osario que contiene aproximadamente 40.000 esqueletos humanos; pero no están guardados, sino que forman la decoración y el mobiliario de la capilla.
Parece que el abad del monasterio fue enviado por el rey a Jerusalén, y a su regreso trajo tierra sagrada del Gólgota, que roció en el cementerio. A raíz de eso, toda la población de Europa Central quería ser enterrada allí. La peste negra y las guerras husitas provocaron que el cementerio creciera de manera exorbitante, ocupando más de tres hectáreas y albergando más de treinta mil cadáveres.
En 1870 contratan a František Rint, un tallador local, para que pusiese los montones de huesos en orden y se pudiese realizar otra reforma, con un macabro resultado.
Aunque sufre de defectos de construcción, es visitada por más de 150.000 personas al año. Como dato, el número de personas allí enterradas es muy superior al de los habitantes del pueblo.
Las agencias de viajes recomiendan la visita a Kostnice (Osario) -como se lo conoce ahora-, aunque debe ser un paseo espeluznante. Juzguen ustedes.
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