Los famosos huevos Fabergé
Peter Carl Fabergé y sus artesanos crearon sesenta y nueve joyas en forma de huevo para los zares de Rusia, así como también para algunos miembros de la nobleza y la burguesía industrial y financiera, entre los años 1885 y 1917.
Son considerados obras maestras de la joyería y son un símbolo de rareza, lujo y tradición. Los huevos Fabergé no son solamente espléndidos en su exterior sino que también lo son en su interior, ya que usualmente contienen una sorpresa. Son únicos en apariencia y también en temática, y cada uno posee un significado diferente.
Los materiales que utilizaba Fabergé para hacer los huevos eran metales como el oro, platino, plata, cobre, níquel, paladio y acero que se combinaban en distintas proporciones con el fin de conseguir diferentes colores para la "cáscara" del huevo.
Muchos huevos incluían minerales como el jaspe, malaquita, rodonita, cristal de roca, ágata, aventurina, lapislázuli y jade.
Para la decoración de los huevos y la sorpresa que contenían, Fabergé utilizaba piedras preciosas como zafiros, los rubíes y las esmeraldas.
El primer huevo fue fabricado en 1885 como regalo de Pascuas del Zar Alejandro III a su esposa, Maria Feodorovna. Por fuera se veía como un huevo de oro blanco esmaltado, pero contenía una "yema" de oro amarillo. Adentro de la yema había una gallina de oro y adentro de la gallina una pequeña corona de oro con un rubí.
La idea de este huevo es la misma de las Matryoshkas, las famosas muñecas rusas.
Tanto le agradó a la zarina, que el zar ordenó que Peter Carl Gustavovich Fabergé fabricara un huevo de Pascua cada año para la zarina, estipulando solamente que el huevo fuese único y que encerrase una sorpresa.
De los sesenta y nueve huevos que fabricó la Casa Fabergé se conservan sesenta y uno, los restantes están desaparecidos.
Son considerados obras maestras de la joyería y son un símbolo de rareza, lujo y tradición. Los huevos Fabergé no son solamente espléndidos en su exterior sino que también lo son en su interior, ya que usualmente contienen una sorpresa. Son únicos en apariencia y también en temática, y cada uno posee un significado diferente.
Los materiales que utilizaba Fabergé para hacer los huevos eran metales como el oro, platino, plata, cobre, níquel, paladio y acero que se combinaban en distintas proporciones con el fin de conseguir diferentes colores para la "cáscara" del huevo.
Muchos huevos incluían minerales como el jaspe, malaquita, rodonita, cristal de roca, ágata, aventurina, lapislázuli y jade.
Para la decoración de los huevos y la sorpresa que contenían, Fabergé utilizaba piedras preciosas como zafiros, los rubíes y las esmeraldas.
El primer huevo fue fabricado en 1885 como regalo de Pascuas del Zar Alejandro III a su esposa, Maria Feodorovna. Por fuera se veía como un huevo de oro blanco esmaltado, pero contenía una "yema" de oro amarillo. Adentro de la yema había una gallina de oro y adentro de la gallina una pequeña corona de oro con un rubí.
La idea de este huevo es la misma de las Matryoshkas, las famosas muñecas rusas.
Tanto le agradó a la zarina, que el zar ordenó que Peter Carl Gustavovich Fabergé fabricara un huevo de Pascua cada año para la zarina, estipulando solamente que el huevo fuese único y que encerrase una sorpresa.
De los sesenta y nueve huevos que fabricó la Casa Fabergé se conservan sesenta y uno, los restantes están desaparecidos.
Huevo de la Catedral Uspensky, también llamado del Kremlin 
Primer huevo imperial de gallina
Huevo de Alejandro III ecuestre
Huevo del Pamiat Azova
Huevo de los lirios de la Virgen
El Huevo de la Coronación, la obra más conocida y famosa, valuada en 18 millones de dólares
Fuente
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