Mar de Japón

El Mar de Japón es un mar parcialmente cerrado adyacente al Océano Pacífico, entre el continente asiático y el archipiélago de Japón. Lo rodean también la isla rusa Sajalín al este, y la península coreana y Rusia al oeste. Debido a ello existe una disputa en cuanto al nombre, ya que los coreanos prefieren llamarlo Mar del Este (o Mar Oriental).

Su superficie es de 978.000 km² y casi no tiene mareas, como el Mar Mediterráneo. La salinidad del agua es más baja que la del océano. La temperatura varía bastante y la fauna que posee es extraordinaria.

El asistente del fotógrafo se aferra a parte de un "dosel" de hielo que puede alcanzar un espesor de 7.5 m durante el invierno, cubriendo las aguas de la Península Shiretoko.

Próximo a la Península Izu, un gobio amarillo mira a través de la ventana de su corroído hogar en una lata de gaseosa, evidencia de los 127 millones de personas que viven justo por encima de la superficie del agua.

Setenta millas al suroeste de Tokio, una morena se desliza a través de las ramas de un coral blando en las frías aguas de la bahía de Suruga. Profunda y estrecha, la bahía llega hasta más de 2.400 metros de profundidad.

Si no fuera por sus redondos ojos negros, este pececito llamado gobio se confundiría con el tronco de un coral rojo en aguas de la Península Izu.

En la búsqueda de bocados de plancton, las paguaras (Chaetodipterus faber) nadan cerca de la superficie por las islas subtropicales Bonin de Japón. El agua se torna de color turquesa por la tarde ya que los rayos rojos del sol poniente se extienden y debilitan.

Oportunamente llamado ángel de mar, esta criatura translúcida es un caracol cuyo pie ha sido modificado en un par de "alas" natatorias.

Tienen cerca de una pulgada de largo (2.54 cm) y son alimento importante para ballenas y peces en las frías aguas de la costa norte de Japón.

Por debajo del hielo, pinchos se encuentran con pinchos al arrastrarse una centolla de Alaska (o cangrejo rojo real) del tamaño de una moneda de 5 centavos sobre una estrella de mar.

Luego de doce años, el crustáceo habrá crecido hasta alcanzar el tamaño de un neumático de tractor.

En la Bahía de Suruga, una cadena de coral látigo brinda hogar a dos camarones, camuflados entre los pólipos. El más pequeño es el macho, que lidera a la hembra en fila india.

Un tiburón tigre de arena en las Islas Bonin pronto dará a luz. Durante el período de gestación de nueve meses, las dos crías más grandes se comerán a sus hermanos para subsistir, una clase de canibalismo único en esta especie.

En un arrecife de coral de las Islas Bonin, un agujero abandonado es el hogar de un cangrejo ermitaño.

A diferencia de sus primos móviles que se buscan alimento en los arrecifes, este cangrejo queda quieto y pesca plancton flotante con sus plumosas antenas.

Un pejelagarto captura una comida en el fondo arenoso de la Bahía de Suruga. Tanto su boca como su lengua están llenas de pequeños y afilados dientes, que impiden que la presa se escape.

Tunicados púrpura filtran el agua para alimentarse. No tienen nombre científico y viven detrás de una roca en una cueva cerca de la Isla Chichi-shima.

Este pez de la familia Labridae limpia la piel de un pez mariposa (Chaetodon daedalma).

Los penetrantes ojos de un águila marina de Steller buscan los bancos de arenques entre los témpanos de la Península de Shiretoko.

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