Un chanchito afortunado
Un perra gigante de granja y una pequeña cerdita se acurrucan como si fueran familia después de que la bebé fuera rechazada por su madre por ser la más pequeña (y débil) de la camada.
A mediados de este año, la mamá sustituta Katjinga, una Ridgeback Rodesiana de ocho años de edad, asumió responsabilidades maternales con la pequeña Paulinchen, adoptándola como propia.
La solitaria Paulinchen fue encontrada a pocos minutos de la muerte y puesta al cuidado de la perra, que la acogió con mucho gusto. Afortunadamente para la mini cerdita de dos semanas, Katjinga se enamoró de ella a primera vista y le salvó la vida.
Los dos animales viven juntos en una enorme granja de 20 acres en Hoerstel, Alemania, donde los dueños Roland Adam y su esposa Edit poseen un par de cerdos reproductores vietnamitas.
Los cerdos andan sueltos en la propiedad y la puerca había dado a luz a una camada de cinco en el bosque. Encontraron a Paulinchen completamente sola y cuando la levantaron estaba muy fría. Los zorros se la habrían llevado esa misma noche si no la hubieran descubierto.
Katjinga había terminado con una camada propia, que en el momento tenía diez meses, así que pensaron que podría ocuparse de la cerdita. Demostró que es la mejor madre que uno se puede imaginar.
A mediados de este año, la mamá sustituta Katjinga, una Ridgeback Rodesiana de ocho años de edad, asumió responsabilidades maternales con la pequeña Paulinchen, adoptándola como propia.
La solitaria Paulinchen fue encontrada a pocos minutos de la muerte y puesta al cuidado de la perra, que la acogió con mucho gusto. Afortunadamente para la mini cerdita de dos semanas, Katjinga se enamoró de ella a primera vista y le salvó la vida.
Los dos animales viven juntos en una enorme granja de 20 acres en Hoerstel, Alemania, donde los dueños Roland Adam y su esposa Edit poseen un par de cerdos reproductores vietnamitas.
Los cerdos andan sueltos en la propiedad y la puerca había dado a luz a una camada de cinco en el bosque. Encontraron a Paulinchen completamente sola y cuando la levantaron estaba muy fría. Los zorros se la habrían llevado esa misma noche si no la hubieran descubierto.
Katjinga había terminado con una camada propia, que en el momento tenía diez meses, así que pensaron que podría ocuparse de la cerdita. Demostró que es la mejor madre que uno se puede imaginar.
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